En el camino de la desaceleración económica Durante gran parte del año, Malasia vivió en denegación respecto a que el país pudiera salir perjudicado por la turbulencia financiera y económica que sacudía a gran parte del mundo, aún cuando país tras país, incluyendo al vecino Singapur, declaraban que la recesión había golpeado sus puertas. Las autoridades malayas sostenían que los cimientos del país eran fuertes y que, por lo tanto, no había necesidad de tomar medidas. Esto pudo haber sido verdad en las primeras etapas de la crisis financiera, que comenzó en Estados Unidos y Europa en 2007 y se agravó durante el primer semestre de 2008, entonces con escasas consecuencias para Malasia. Pero cuando la crisis financiera comenzó a afectar la economía real de la producción e ingresos de los países occidentales en la segunda mitad de 2008, las repercusiones se trasmitieron en forma creciente a Malasia hacia fines de ese año. Esta situación hizo que muchos consideraran que el paquete de estímulo económico de USD 2.000 millones que el Gobierno anunció en noviembre, y que en gran medida no se ha gastado aún, fuera una respuesta insuficiente y tardía. (De los USD 1.800 millones que se canalizaron, sólo se implementaron proyectos por valor de USD 400 millones). Las estadísticas oficiales indican que las condiciones recensionarías que afectaron a los países occidentales golpearon seriamente a países como Malasia en los últimos meses de 2008. El descenso en indicadores claves tuvo una magnitud sorprendente, demostrando que la economía malaya comenzó a estancarse, y luego a declinar, en los últimos tres o cuatro meses de 2008 y los primeros meses de 2009. La economía se contrajo 6,2% frente al año anterior en el primer trimestre, más rápido de lo previsto, lo que llevó al Gobierno a recortar severamente sus proyecciones a una contracción del entorno del 4% a 5% para este año.
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